miércoles, 28 de marzo de 2012

Si yo fuera presidente sustituiría todos los sistemas de identificación por el DNI electrónico


Porque igual es que yo soy muy tanto pero que alguien me diga si tiene sentido que en pleno siglo XXI, contando con un sistema de identificación único como el Documento Nacional de Identidad en versión electrónica, todavía llevemos en la cartera el carnet de conducir, la tarjeta sanitaria, la tarjeta de la seguridad social, etc, etc, etc.

Siendo sincero hasta la llegada del DNI electrónico tampoco tenía mucho sentido, el DNI en su formato tradicional ya es un número de identificación único, y en consecuencia partiendo de ese dato y de cualquier dispositivo con acceso a Internet, se debería poder comprobar si un ciudadano tiene permiso de conducir, si tiene acceso al sistema de salud pública o si está afiliado a la seguridad social.

Si acudimos a la página del Ministerio del Interior en la que se describe el DNI electrónico, literalmente dice: "el Documento Nacional de Identidad electrónico (DNIe), similar al tradicional y cuya principal novedad es que incorpora un pequeño circuito integrado (chip), capaz de guardar de forma segura información y de procesarla internamente". En la actualidad dicho chip almacena, además de los certificados que acreditan la identidad de su propietario, gran cantidad de información y datos de interés relacionados con el propietario del DNIe, y en consecuencia sería sumamente fácil incluir junto con dicha información la relacionada con el carnet de conducir, la tarjeta sanitaria, el número de afiliación a la seguridad social e incluso si puede o no acceder a las instalaciones deportivas municipales o si puede o no sacar un libro de la biblioteca municipal.

La cuestión es, ¿Para qué nos serviría disponer de un sistema de identificación único y cuánto dinero le supondría la puesta en marcha de un sistema como este a nuestras Administraciones? Si dispusiésemos de un sistema de identificación único sería mucho más fácil acceder al historial clínico de un paciente en cualquier lugar de España, saber cuántas ayudas en forma de subvenciones recibe de la Seguridad Social, cuántos días estuvo de baja el año pasado y cuántas infracciones de tráfico tiene pendientes de pago, y todo ello con una visión integral y unificada del ciudadano.

Esta visión integral y única facilitaría herramientas muy potentes para luchar contra el fraude, permitiría optimizar los servicios actuales y generar otros nuevos de alto valor añadido, reduciría el número de funcionarios actualmente dedicados a la emisión y renovación de carnets varios, ahorraría una buena cantidad de dinero en el material plástico con el que están elaborados y generaría ahorros importantes en el mantenimiento correctivo y evolutivo de los sistemas de información.

Por contra la puesta en marcha de un sistema de identificación único obligaría a nuestras Administraciones Públicas a adaptar sus sistemas de información para emplear dicho sistema y requeriría la extensión del DNIe a los recién nacidos.

Y todo ello sin hablar siquiera de la comodidad que sería para un ciudadano poder llevar en un único carnet toda esa información. Resumiendo, lo mires por donde lo mires son todo ventajas, pero sin embargo nada más lejos de la realidad.


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